La Inquisición era un tribunal especial para la detención, juicio y castigo de las herejías, este tipo de Instituciones existían desde 1233, año en el cual fue creada por el papado para hacer frente a la herejía albigense en el sur de Francia. Estas fueron quedando obsoletas y olvidadas en el siglo XV, hasta que en 1542, con el surgimiento de las corrientes protestantes, volvieron a funcionar a pleno rendimiento.
Aunque como se vería a lo largo de la historia, la Inquisición Española diferirá en ciertos aspectos con el resto de sus Instituciones vecinas, debido a que esta no fue creada par combatir a una herejía, sino para eliminar el cada vez más elevado control judío de los sectores económicos y políticos, dedicándose primeramente a cazar judíos falsamente conversos o judíos recién conversos. Además, gracias a sus eficiencias, en ciertos momentos también se encargaron de gestiones aduaneras o administrativas, lo cual ninguna Institución religiosa similar había hecho antes. Así misma, la Inquisición estaba ampliamente burocratizada y en determinados momentos tenían que resolver problemas internos como los nombramientos, los gastos y los ingresos.
Nuestra orden también hace gala de que estadísticamente durante los principales años que estuvo en funcionamiento; es decir, de 1500 hasta 1700, solo el diez por ciento de los procesados en el tribunal fueron condenados a muerte, lo cual comparado con las Instituciones vecinas. Ese diez por ciento esta compuesto mayormente por judíos, además de algunos herejes y moriscos principalmente.
Finalmente me gustaría mencionar el escudo de la Inquisición Española, debido a que esta perduraría hasta 1808, con la llegada de José I al trono Español.
Este escudo tiene varios símbolos, concretamente tres; la cruz, la cual hace referencia al cristianismo, la rama de olivo, la cual hace referencia a la reconciliación, y la espada, que hace referencia al trato que se le da a los herejes. Por último, en el marco del escudo viene escrito en latín, lo que en español se traduciría como: "Álzate, oh Dios, a defender tu causa, Salmo 73."
Fuentes: Los Austrias 1516-1700, de John Lynch.
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