La Rebelión de Los Comuneros

 La Rebelión de los comuneros, también llamada Guerra de las Comunidades, fue un conflicto militar interno sucedido en el Reino de Castilla fruto como consecuencia de que el joven y reciente monarca de España Carlos I, quería poner como gobernador de la Corona a Adriano de Utrecht, un hombre que ni si quiera sabía hablar el idioma local, además de que los nobles obtuvieron un gran descontento al pedirles el infante Carlos grandes cantidades de dinero para poder comprar el Trono del Sacro Imperio Romano Germánico.

Esta revuelta se produjo de forma espontánea en las principales ciudades de Castilla, como Toledo, Zamora, Valladolid o Burgos, aunque esta última se acabaría cambiando de bando en mitad de la contienda. Esta comunidades, por su parte, estaban conformadas por manufactureros, banqueros, e hidalgos principalmente, los cuales habían quedado resentidos con el monarca. Entre sus filas podemos decir que el general más fanático era el sacerdote soldado Antonio de Acuña, el cual era el más destructivo y revolucionario. Aunque este sacerdote acabaría siendo ejecutado por el garrote vil.

Durante el desarrollo del conflicto se fueron forjando los ideales del mismo, como aumentar las autonomías de las ciudades, pero a la par que se iban creando objetivos nuevos, había ciudades a las cuales cada vez les agradaba menos el movimiento, por lo que al final la ciudad de Burgos se acabaría cambiando de bando.

Finalmente, aunque la revuelta había tenido ciertas oportunidades de triunfar, no era equiparable con la fuerza militar con la que contaban Carlos, por lo que los comuneros acabaron siendo derrotados de forma decisiva en Villalar.

Tras esta victoria por parte del monarca, los principales líderes comuneros serían atrapados y ejecutados, aunque esto impide que hoy en día este siga siendo un tema polémico y en ocasiones usado por las ideologías regionalistas para intentar justificarse.

Fuentes: Los Austrias 1516-1700, de John Lynch.